Si hubo una noticia que califica fácil entre las más inesperadas del 2022 en el mundo de los videojuegos fue cuando al fin y después de literal décadas de espera llegó a nuestro mercado latinoamericano un juego oficial de Crayon Shin-chan, el querido manga y animé creado por el fallecido Yoshito Usui que muchos recuerdan con cariño acá en Chile cuando pudimos ver la serie en nuestra TV abierta durante la década de los 2000. Ese título en específico fue Shinchan: mi verano con el profesor -la semana infinita-, juego que acá analizamos en su momento y que fue en ese entonces necesario tener que explicar la importancia de Shinchan en el resto del planeta, siendo una serie con una popularidad arrasadora y que particularmente en España es masiva. Si tienen que darle las gracias a alguien en específico es al pueblo de España para que este milagro también ocurriera acá, ya que el juego mencionado llegó localizado en español (de España, claro).
Para ese entonces, la gran sorpresa de La Semana Infinita no era solamente que se trataba de un juego de Shinchan en nuestro mercado sino que además llegaba a nuestras manos una inusitada mezcla de esta serie con la franquicia de videojuegos Boku no Natsuyasumi. Estos juegos fueron originalmente creados por Millennium Kitchen, naciendo en PlayStation en el año 2000 y hasta la llegada de este juego mencionado de Shinchan no habíamos visto ninguno de estos títulos fuera de Japón.
Para los que no conocen esta franquicia o se perdieron el primer juego de Shinchan, los títulos de Boku no Natsuyasumi nos sumergen en la nostalgia de las vacaciones de verano en el campo, siendo un niño y todo reflejado en décadas pasadas, intentando tocar la fibra de gente de 30 años hacia arriba. En estos juegos nuestro objetivo es simplemente pasar estas vacaciones recolectando insectos, verduras y accesorios varios en un entorno campestre. Todo este ambiente se desarrollaba con cámaras estáticas usando imágenes al más puro estilo de lo que vivíamos a finales de los noventa con juegos como Resident Evil, pero esta vez en un escenario absolutamente relajante y apacible, sin enemigos que nos quieran matar o obstaculos que nos compliquen (mucho) la existencia.
Estos juegos fueron muy populares en Japón, por lo que fue toda una sorpresa y locura que a la gente de Millennium Kitchen se le ocurriera en pleno 2022 mezclar la tranquilidad de estos juegos con la efervescencia y picardía de Shinchan. Este shock es aún más palpable desde la perspectiva original japonesa o de otros países, ya que lamentablemente acá en latinoamérica recibimos una versión censurada y cortada de Shinchan donde su humor era notoriamente menos fuerte… aunque honestamente no fue tan terrible, o podría haber sido mucho peor. Si quieren saber la opinión de este humilde servidor sobre la experiencia de Shinchan en Chile, tengo un hermoso podcast al respecto.
A nivel general La Semana Infinita tuvo una recepción positiva, por lo que ahora no fue tanta la sorpresa cuando nos enteramos que se venía una secuela de este título a través de un Nintendo Direct en septiembre del 2023. Un anuncio que venía con un Trailer demostrando que estaban utilizando exactamente el mismo motor gráfico del juego anterior, pero esta vez con una pequeña vuelta: si ya el juego original tenía una historia inusual que involucraba hasta dinosaurios, esta secuela puso todas sus apuestas en entregarnos una aventura aún más épica y críptica, situada en un extraño y misterioso lugar llamado Carbónpolis.
Buri buriii ♫
Shinchan: Nevado en Carbónpolis llegó hace unas semanas a Switch y Steam y si bien todo parece indicar que estamos en presencia de una secuela casi directa de la anterior lo cierto es que el título esconde una sorpresa: en esta oportunidad, el desarrollador principal del juego fue h.a.n.d., compañía japonesa la cual curiosamente hasta la fecha su mayor fuerte es precisamente trabajar en spin-offs y secuelas. Algunos ejemplos de estos proyectos «alternativos» están fuertemente relacionados con la conocida franquicia Kingdom Hearts, donde en el catálogo de h.a.n.d. encontramos nombres como Kingdom Hearts Re:coded y los dos títulos HD II.5 Remix que salieron hace una década atrás.
Este cambio de compañía no es algo meramente anecdótico, ya que para mí es la pista máxima de la mayor apuesta de Carbónpolis: si el primer juego intentaba ser un clon de Boku no Natsuyasumi de piés a cabeza, en esta secuela sus nuevos devs decidieron darle un vuelco mucho más situado a una experiencia de aventura visual o gráfica, donde Shinnosuke Nohara ya no solamente vive sus aventuras en el campo sino que ahora además vas a tener que compartir ese viaje con la peripecia del mundo mágico de Carbónpolis, una ciudad alejada que pareciera ser que nadie más allá de Shinchan sabe que realmente existe. Adornado de un ambiente minero pero también atrapada en el tiempo con un aire de nostalgia por el período Showa de los años sesenta en Japón, Shinchan tendrá que viajar entre el campo a este misterioso lugar para poder avanzar en la historia. Este nivel de creatividad artística mucho más libre y mucho más experimental va a recordar especialmente a los fans de Shinchan por sus películas, donde fue imposible no acordarse de Henderland o de la muy respetada y querida Los adultos contraatacan, dos excelentes filmes que acá en latinoamérica no son muchos los que las han visto ya que en ese entonces no se doblaron estas películas para nuestro mercado.
Pero lo curioso del caso es que tampoco el campo es el mismo lugar que estuvieron antes: la historia va en que Hiroshi Nohara (conocido como Harry en el doblaje latino) decidió irse durante todo el verano junto con toda su familia al pueblo de Akita, lugar donde él vivió siendo niño, para participar en un nuevo negocio. Lo llamativo en esta oportunidad es que los Nohara fueron acompañados de los abuelos de Shinchan, personajes que no habían aparecido en el juego anterior. Esta historia es una simple pero agradable excusa para cambiar totalmente el paisaje del juego anterior, aunque la idea de que es un muy pequeño pueblo bucólico, apacible y tradicional sigue intacto. Igual, por si acaso, estamos hablando de un juego de Shinchan así que la locura de la serie azota toda la experiencia, incluyendo que todavía tiene un botón para correr y mostrarle el culo a la gente al mismo tiempo.
Nevado en Carbónpolis es, como lo hemos destacado, una secuela casi directa del anterior en lo que respecta a sistema de juego: durante tu estadía en Akita el buen Shinchan tendrá la posibilidad de pasar su tiempo libre realizando varias actividades mientras dure el día. Estos días van pasando conforme vas avanzando entre cada escena del juego hasta llegar a la noche donde la familia de Shinchan irá a buscarlo para irse a dormir. A pesar que eso sigue intacto, algunos detalles cambiaron para positivo: el mayor cambio es, por lejos, que ahora Shinchan ya no tiene la barra de stamina del juego anterior. El formato de «días» de La Semana Infinita sigue ahí, pero ahora Shinchan ya no tiene limitaciones para moverse. Este punto es de seguro una de las características que más le van a celebrar si jugaste al anterior, porque era un detalle que a ratos irritaba a más de una persona. Por otro lado los paisajes del juego siguen manejándose a través de imágenes estáticas, pero en esta oportunidad la gente de h.a.n.d. fue lo suficientemente inteligente como para darle una vuelta técnica: en varias oportunidades ahora la cámara juega con sutiles movimientos, donde esta persigue a Shinchan pero desde una posición fija. ¿Recuerdas la cámara de la plaza central de Hyrule en The Legend of Zelda: Ocarina of Time que se movía contigo a pesar que era notorio que era una imagen? pues esa misma tecnología vuelve a penar en este juego pero sujeta a las mejoras técnicas de los tiempos en que vivimos.
Si Shinchan era el héroe indiscutido del título anterior, ahora esa responsabilidad la comparte con Nevado.
Por otro lado también tenemos encima el hecho que Shinchan va acompañado la mayor parte del tiempo por Nevado (conocido como Shiro en la versión original japonesa y Lucky en el doblaje latino), su incondicional amigo perruno que si bien aparecía en el juego anterior ahora su participación es esencial, donde no solo te ayudará en momentos especiales sino que además en algunos lugares usará su olfato para encontrar secretos escondidos debajo de la tierra… algo que fue imposible no recordar al Rush Coil de Mega Man 7, por más raro que suene el ejemplo.
En primera instancia, Nevado en Carbónpolis sigue aparentando ser un Boku no Natsuyasumi. Esto lo quiero acentuar usando el nombre del juego en que se inspiraron, porque en algunos análisis del juego anterior que he leído en otros sitios se ha mencionado que La Semana Infinita era un «juego de granja» y esto me parece, si bien creíble a primera vista, algo debatible: sí, al igual que en La Semana Infinita la misión principal de Shinchan sigue siendo recolectar insectos y plantas silvestres, pescar y cosechar vegetales, pero este elemento está minimalizado de manera extremadamente sencilla y sin el estrés que habitualmente tienen estas tareas en el género que nació con Harvest Moon. Todos los elementos de recolección son muy fáciles de realizar, donde incluso en la pesca no hay que mashear botones ni tampoco tiene la posibilidad de perder algo por no realizar acciones extras. Esta es una advertencia que también la hago con este juego, ya que algunos esperan que esto sea una suerte de Stardew Valley con Shinchan y no lo es de manera categórica. Por otro lado Nevado en Carbónpolis intenta apuntar sin muchas complicaciones a un público preadolescente que se va a encontrar con un juego relajante, donde el concepto de «perder» técnicamente no existe y solo quiere ofrecerte experimentar una afable vida en el campo.
Si tuviera que realmente explicar cómo funciona el juego, es que tu misión principal es realizar pedidos en plan de, sin mentir, ser una suerte de collect-a-thon. Shinchan es un niño travieso, pícaro y de boca suelta pero siempre con un buen corazón, por lo que su mayor anhelo es poder ayudar a la gente que se encuentra en su camino mientras dure el día. Es acá donde el título, de alguna manera, intenta distanciarse un poco del anterior con el agregado de Carbónpolis: Shinchan tendrá que viajar por tren de vez en cuando a este lugar mencionado, para así solucionar los problemas que tienen. Estos «problemas» son muchos más serios y, de alguna manera, «épicos» que el título anterior ya que Shinchan se encontrará con una Carbónpolis dividida y con un ambiente depresivo generado por quien es el líder del pueblo, Chuck Discardson, el antagonista del juego. Esta epopeya se desenvuelve de una manera surrealista, donde nunca está claro si Carbónpolis es real y cada vez que uno sale del pueblo Shinchan «despierta» en su casa del campo, como si hubiera sido solo un sueño… pero uno demasiado recurrente.
El pueblo de Carbónpolis le da el agregado extra a la aventura, con un hermosísimo trabajo de ilustraciones.
Toda esta aventura hace que los días del juego sean más atractivos y, especialmente, menos monótonos que el juego anterior donde uno pasaba la mayor parte del tiempo exclusivamente en el campo. Ahora, eso sí, aunque se agradece mucho este agregado igual Nevado en Carbónpolis sigue teniendo el mismo espíritu del título pasado y, con toda honestidad, su evolución con respecto al juego anterior es más bien discreta. El título al final del día sigue tratándose de encontrar gente, cumplir lo que te piden y completar un álbum con información de lo que pillaste en el campo. Es cierto que el pueblo de Carbónpolis le da un aire de «aventura gráfica» extra y diferente, pero queda claro que si La Semana Infinita te aburrió o no era lo tuyo esto va a ser básicamente lo mismo.
Afortunadamente en el aspecto gráfico el juego no solo sigue con la misma calidad que el anterior sino que se adentra a mucho más: las imágenes de los escenarios de Nevado en Carbónpolis son hermosas, con un trabajo tanto digital como de acuarela que tiene un tremendo amor encima, pero por si fuera poco lo que realizaron con el pueblo de Carbónpolis está para aplaudir en lo que respecta a lo artístico. Cada escena parece una postal y uno se pierde en los pequeños detalles cada vez que te encuentras con una nueva. Además de lo visual, el trabajo musical y el sonoro es muy sobresaliente, con mucha música instrumental que viaja desde lo apacible del piano a lo más experimental en Carbónpolis. El tema principal del juego además es muy bonito, aunque creo que me gusta más el del primero. En ese contexto tal vez estos dos juegos de Shinchan no sean los videojuegos más increíbles del mundo, pero definitivamente serán memorables en el lado artístico.
Ahora, eso sí, debo revelar a riesgo de spoiler pero de carácter de gameplay que Nevado en Carbónpolis -sí- tiene un cambio radical comparado con el primer juego, aunque es un cambio que aparece muuuy adelante: conforme vayamos avanzando en la aventura, el pueblo de Carbónpolis nos invitará a jugar nada más y nada menos que carreras de carretillas de mina por rieles. No, no leyó mal, tal como suena: de un momento a otro el juego se transforma en un título de carreras. Este agregado vendría siendo el reemplazo al tierno pero muy simple minijuego de los dinosaurios que tenía el título anterior y, debo decirlo, es una mejora considerable. Al principio Shinchan participará con una simple carreta (llamadas «vagonetas» en la traducción) para competir contra sus rivales, pero después nos darán la posibilidad de mejorarla con piezas e incluso comprar carretillas nuevas. Uno podría pensar que el minijuego iba a durar dos o tres pistas, pero no, esto se escapa completamente del concepto del minijuego y es bastante extenso y mucho más complejo de lo que aparenta a primera impresión. Esto ocurre muy avanzado en el título (recién vine a toparme con esta parte cuando ya llevaba casi seis horas de juego) pero se agradece bastante, porque no les voy a mentir que lo miré a huevo al principio y al final me entretuvo más de lo que esperaba.
Hablando del «público objetivo», los textos de Nevado en Carbónpolis fueron localizados en España y eso incluye los carteles y anuncios del juego, algo que no tenía el anterior (por ejemplo, los diálogos estaban en español pero los carteles de las tiendas no). Esto hace que el título traiga consigo toda la acidez heredada del doblaje de allá. Si no han visto Shinchan en su versión de España créanme que se van a llevar una sorpresa comparado con el lenguaje del doblaje latino (como ejemplo, Shinchan llama a Carbónpolis «Cagónpolis«, por decir lo menos). El título, eso sí, no viene con doblaje español y eso ha hecho llorar a varios por ese lado del planeta… pero por otro lado me llevé una muy agradable sorpresa al ver que el juego no solo viene con las voces en japonés sino en chino y en coreano. Esto vuelve a afirmar lo absurdamente popular que es la serie por esos lados, especialmente en Corea del Sur donde es religión. Quiero destacar que exclusivamente la versión de Steam tiene la posibilidad de cambiar la interfaz visual de los botones entre controles de Xbox, PlayStation y Switch, lo que no me lo esperaba y fue algo agradable de ver como opción.
Aunque al principio parece simplón, el minijuego de las carreras es más de lo que los ojos ven y se agradece.
De cierta manera Nevado en Carbónpolis es una secuela que intenta traer elementos nuevos, elementos que funcionan y son atractivos, pero que al final del día en el «core» mismo ofrecen una experiencia similar a su primera entrega. Su serenidad y calma nos invita a relajarnos entre ilustraciones cautivantes y banda sonora memorable, pero también puede que para el gusto de muchos termine siendo algo monótono. Da la sensación que definitivamente Nevado en Carbónpolis fue realizado casi en exclusiva para los que quedaron con gusto a poco del juego anterior, pero tiene demasiadas características nuevas como para haber sido un DLC. De hecho, de DLC nada, porque el juego es notoriamente más largo que el anterior. Tampoco es algo súper extenso, tomará entre 8 a 10 horas terminarlo con lo básico sacado lo que es absolutamente nada dentro del género de «juego de granja» que algunos insinúan que es, pero en mi primera vez ni por si acaso llegué a sacar todos los ítems y secretos que esconde. Algunos comentarios en internet dicen que platinar el título podría llegar a durar hasta incluso 40 horas, así que la aventura no es menor.
Cerrando, se agradece nuevamente que otro juego de Shinchan haya llegado a nuestro mercado. No todo es perfecto, de hecho algunas cosas nuevas del título no fueron del todo de mi agrado pero que son demasiado spoiler como para mencionarlas acá (igual, por ejemplo, daré una pista: espero te gusten los quiz) pero el relajo del juego original se multiplicó en esta entrega que nos llama a recuperar a ese niño interior… incluso aunque ese niño se trate de Shinchan. Esperamos que sigan llegando más de estos juegos a futuro, especialmente porque además el título llegó a 27.900 pesos chilenos, que sigue siendo un poco alto para el gusto de muchos pero al menos no fueron los 40 mil que costaba el base del anterior, así que gracias h.a.n.d.