El homenaje de Gamercafe a una CONSOLA olvidada, primera parte
Ah, Sega y Chile, ¡qué pésima combinación!. Definitivamente algo curioso tiene esta fecha con tantos lanzamientos importantes que ocurrieron en 1994, como Donkey Kong Country o incluso el vapuleado 32X, además de los 24 años del Super Nintendo y el acercamiento a los 20 años de PlayStation. Nada más el año pasado celebraba de manera personal y moderadamente melancólica los 25 años del Sega Genesis y ahora, un 22 de noviembre de 1994, aparecía en el mercado Japonés la nueva bomba de Sega en ese entonces, la Sega Saturn.
La historia de Saturn es una triste ya que es uno de los fracasos más bullados a nivel internacional para Sega, sin embargo en su tierra natal la consola tuvo su soporte y fue el único lugar del planeta donde pudo sobrevivir y tener a un público fiel que a ratos le dio un apoyo que sorprendía a la propia Nintendo que en esas tierras lo estaba pasando pésimo con el Nintendo 64, consola que en occidente tenía un éxito muy superior.
En el 2014 muchos acá ahora te pueden contar que tienen una, que su catálogo en 2D es increíble y que era por lejos la plataforma que tenía las mejores conversiones del mundo Arcade en la quinta generación de consolas, pero lo cierto es que esa fue una experiencia posterior ya que la Saturn durante su época fue ofendida y masacrada por la historia de los videojuegos nacional.
Es muy probable que haya gente cercana al mundo de los videojuegos en el país que le preguntes sobre esta consola y ni siquiera saben de su existencia, ni antes ni ahora, es por eso que hoy y para variar un poco el cuento de todo lo celebrado en estas fechas acá en Gamercafe le dedicamos un pequeño espacio de celebración y crónica totalmente personal dividido en dos partes para comentar que la máquina era más de lo que muchos pensaban, pero que tampoco es culpa de nadie no saberlo, ya que simplemente no se dio. Todo empezando por el recordatorio de esa época en que Chile estaba en otra bajo su propia visión tercermundista y los que tuvieron la suerte de enterarse de algo no lo conocieron como Saturn, sino como «LA SATURNO«. Recuerdos de una era olvidada.
El año pasado me di el gusto de decirlo y creo que no hay mucho de qué agregar al respecto: La Sega Genesis en nuestro país, al lado de lo que fue Super Nintendo, fue prácticamente un mosqueo. Si bien existió mucha más gente de lo que muchos creen que poseía una Genesis en Chile acá la dominación de una distribuidora como lo era H. Briones, una localización masiva como lo fue la revista Club Nintendo y una publicidad dominada por todos lados y en grandes tiendas establecidas hizo que la alternativa del Sega Genesis fuera mal mirada en nuestras tierras mientras que el resto del planeta se peleaba en una batalla brutal de la más recordada y querida guerra de consolas de los noventa. No quiero repetirme con eso otra vez, pero si tomamos eso como base para lo que era «Sega» en Chile pensar en el hecho que Sega Saturn podría haber tenido algún tipo de éxito en su primer año era casi impensable.
En 1995, año en que apareció la Sega Saturn en nuestro mercado, curiosamente apareció un pequeño empujón bien recordado de la marca Sega: Apareció el Sega Channel gracias a Metrópolis-Intercom, en el mismo cable daban el programa Segamanía y un año después aparecía en Megavisión el programa Sega Acción conducido por la en algún momento reina de la farándula Jennifer Warner y que, precisamente, fue LA única vitrina real y palpable que tuvo la consola en nuestra televisión ya que en el programa se JUGABA Virtua Fighter y Rayman a través del teléfono al más puro estilo de Hugo. Antes de todo eso en Estados Unidos existía toda una presión mediática frente a lo que era Sega en ese entonces: El Sega CD había pasado con solamente un leve éxito comercial y la 32X había sido un total y tremendo fracaso. Existía una suerte de desconfianza de lo que podría entregar Sega para el momento, sin embargo la publicidad en el país y en Europa fue muy fuerte y la sola idea de imaginar títulos como Sonic the Hedgehog o Streets of Rage en polígonos calentaba a muchos a mediados de la década.
El lanzamiento de Sega Saturn en Estados Unidos es hasta el día de hoy recordado por su impresionante lanzamiento a dos semanas antes de la en ese entonces desconocida PlayStation, lo que dio un pequeño empujón comercial en sus primeras semanas pero que se desplomaría rápidamente por el bajón de precio que anunció Sony y que ya solamente en ese momento la prensa especializada sentía que la nueva guerra de consolas iba a dar un vuelco increíble, con un protagonista que hace un año atrás nadie hubiera imaginado que llegaría con tanto éxito, que era esta curiosa PlayStation. El lanzamiento fue tan rápido e inesperado que las propias third parties se sintieron traicionadas al ver que Sega no esperó sus productos para Saturn, la historia empezaría de manera terrible para ellos.
Pero mientras todo eso ocurría en el primer mundo acá en Chile la gente que se enteraba de estas cosas era un microscópico nicho que se escapaba del monopolio informativo que tenía Club Nintendo y que leía revistas españolas o se enteraba en específicos programas de televisión. Acá para el 95 casi todo el país estaba vuelto loco con el SNES, lo «máximo en gráficos» para el usuario casero eran juegos como Donkey Kong Country o Killer Instinct mientras el en ese entonces pequeño grupo de usuarios de PC vacilaban juegos como Quake o Duke Nukem 3D y para muchos parecía que ni siquiera era algo importante o llamativo el cambio generacional cuando irónicamente el SNES había llegado súper tarde a la guerra. Incluso para un público masivo en pleno 1995 había gente en nuestro país que todavía estaba haciendo recién las movidas para comprarse un NES o un hermoso Famiclón, definitivamente una visión totalmente tercermundista que de culpa no tenemos nada por lo social y lo económico que vivía la clase media y baja en ese entonces.
Sin embargo, para los que estaban realmente metidos en la volada consolera o de videojuegos sí existía a nivel de conversación de colegio o pasillo que «algo» se venía muy vagamente, en especial para ese grupo que disfrutaba de revistas españolas: Te contaban o te enterabas que se venía una consola que en nuestro país era mencionada por absolutamente todos como «la Saturno«, nadie tenía la más remota idea de qué se iba a tratar más allá que era la plataforma que saltaría al mundo del CD-ROM, algo que todo el universo estaba haciendo excepto Nintendo. Si tenías la suerte algunos se enteraron de la existencia de la consola gracias a Cybernet, programa originalmente de Gran Bretaña que daban en Canal 13 y que se le conocía localmente como «Cibernética» mostrando la evolución del lanzamiento de la consola en Europa y también la revisión de varios juegos como Virtua Fighter o Guardian Heroes, entre otros. Estos detalles obviamente solo eran conocidos por los busquillas de la época y el resto solo andaba pegado con lo que ocurría en SNES o en los Arcade, para ese entonces el referente tecnológico por excelencia del país a nivel general ya que estar metido en estos detalles a nivel regional de seguro debe haber sido un nicho contado con los dedos de una mano.
De un día para otro la tal «Saturno» llegó a nuestro país, o más bien a Santiago, tanto en el mercado de barrio alto como en el submundo del Persa Bio Bio. Todavía faltaba un año para el lanzamiento del Nintendo 64, lanzamiento que acá se hizo con publicidad en revistas, diarios y televisión, mientras que por otro lado el recuerdo general de los pocos que tuvieron la posibilidad de ver una Saturn a la venta quedaron marcados con toda la especulación que ofrecían los precios de las distribuidoras que se atrevieron al negocio en ese entonces. Como Saturn no tuvo distribuidora «oficial» por parte de Sega of America la especulación del precio llegó a puntos ridículos, algo que acá no sorprendió a nadie ya que esto mismo había ocurrido con plataformas aún menos exitosas y olvidadas como la 3DO o la Jaguar: Si tenías la suerte podías encontrar una entre los 300 y 400 mil pesos Chilenos, pero si te ibas a barrio alto o empresas de retail de distribución directa a veces la consola llegaba a ser vendida en precios que superaban los 700 mil pesos e incluso al millón, algo que ajustado a la inflación actual del peso Chileno es un número que supera todo lo imaginable. A título personal tuve la suerte de ver la venta de Saturn en el conocido «cosmocentro» Apumanque, específicamente en tiendas SPEC (tienda y distribuidora de tecnología en general que era de los dueños de la conocida cadena «Carnes DARC«) donde la consola fue promocionada como «la siguiente generación de Sega» con títulos como Virtua Fighter, Rayman, Daytona USA y Panzer Dragoon, entre otros.
Mi impresión general fue un poco rebajada ya que tuve la suerte de probar primero el PlayStation que la Saturn, por lo que Rayman, el primer título que jugué en PlayStation, ya no me sorprendía y del resto de títulos Daytona USA me dejó una mala imagen ya que se veía increíblemente inferior a la versión de Arcade, juego que AMABA con locura en ese entonces y todavía disfruto hasta hoy. Panzer Dragoon era, por lejos, el título que mejor desplegaba las capacidades técnicas de la consola y quedé muy impresionado con el efecto de agua y la música del primer nivel, pero esa fue solamente la vaga imagen que se quedó plasmada en mi mente por casi dos años hasta que la PlayStation empezó a comerse de a poco todo el mercado nacional, no solo porque los juegos fueran buenos, sino por todo el «boom» que significó la llegada de las legendarias «copias Paraguayas» y toda la locura de la piratería que usted ya conoce y que hemos dejado en claro en nuestro eterno especial de PlayStation en Gamercafe Podcast.
El tiempo pasó y para 1996 mi mente estaba totalmente enclaustrada en el Nintendo 64, la impresión que me había dejado Club Nintendo y su visita al Shoshinkai 95 con las primeras imágenes de Super Mario 64 había sido tan potente que la palabra «Saturno» empezó a desaparecer de mi vocabulario rápidamente, a pesar que todo el cariño que le tenía a Sega seguía ahí. Para ese entonces era de esos «inocentes» personajes que pensaban que la PlayStation tenía sus juegos buenos pero como Sony no tenía renombre en los videojuegos iba a ser «otra 3DO» y Nintendo iba a dominar el cotarro nuevamente. Mis amigos poco o nada tenían de interés en lo que ocurría fuera de lo que se venía con Nintendo 64 y todo parecía que había pasado como una mera anécdota, anécdota mucho más nicho en un país y continente que no nos golpeaba toda la publicidad que estaba ocurriendo en el resto del planeta.
Pero al final el milagro ocurrió, el milagro que pocos pueden decir en Chile y que me alegro todos los día que haya sido así: Tuve amigos FANS de Sega, específicamente dos los cuales amaron completamente toda la esencia del Genesis y tiraban caca a todo lo que estaba ocurriendo con Nintendo, verdaderos fanboys de 11/15 años respectivamente que eran una raza desconocida para la mayoría y que me hizo gozar como loco todo lo que pasaba con Sega de manera externa y casi como turista. Tuve la suerte muy en especial gracias a mi amigo Eduardo Pavéz (¡saludos compadre!) de disfrutar de cosas como el Sega CD y tener debates ridículos como «en Super Nintendo los fuegos artificiales del final de Super Mario World no suenan con calidad CD como en Sonic CD»… ¡hermosos tiempos!. Gracias a toda esa locura conocí la Mega Sega y las tonteras del Mega Golfo y toda la volada europea que me hacía reír en ese entonces. Estas dos personas me tenían conectado con lo que estaba pasando en Sega y la palabra «Saturno» se salvó en mi cabeza ya que me recordaban todas las semanas lo increíble que era Virtua Fighter y que Virtua Fighter 2, juego que ya estaba en algunos Arcades de nuestro país, nos había vuelto locos y la posibilidad de tenerlo en casa era una tentación. El recordatorio estaba, de manera nublada, pero estaba.
Era 1997 y ya todo el mundo que estaba conectado con los videojuegos había olvidado por completo la existencia de la tal «Saturno», apenas el legendario programa de Rock & Pop Televisión «Maldita Sea» había dedicado en sus especiales de videojuegos algunos minutos a títulos como Panzer Dragoon, pero fuera de eso la consola había desaparecido del mapa para los pocos que habían escuchado de ella. En pleno auge de Final Fantasy VII, los juegos Paraguayos de PlayStation que estaban en todos lados y el acceso al arriendo de juegos de Nintendo 64 pulverizaron cualquier posibilidad de volver a ver la consola a corto plazo, pero nuevamente la suerte me sonrió: Debido a todo el boom de la animación Japonesa que había estado viviendo de manera personal hace dos años finalmente entré al en ese entonces marginal y encerrado mundo «Otaku«, mundo que debido a mis contactos (entre ellos mis dos amigos fans de Sega) empecé a conocer personas con la misma afición que era mucho mayores que yo en edad, incluso algunos ya pasando los 23 a 25 años que iban todos los días a tiendas y ciclos de animé en Santiago, como el recordado y querido ciclo Illion en Santiago centro.
Ellos eran adultos, personas que a diferencia mía muchos trabajaban y podían comprar sus consolas y juegos con su propio dinero, por lo que debido a este mundo conocí a ese loco círculo de personas que poseían todavía la Sega Saturn y no solamente como algo aislado sino totalmente masivo a nivel de juegos porque la piratería de Saturn estaba también a la orden del día y haciendo las peripecias más alocadas del universo llegaron a conseguirse cientos de juegos para la consola, el 80% de ellos Japoneses puesto que la galería Norteamericana era mínima y de mala reputación. De esta experiencia pude disfrutar de juegos como NiGHTS into Dreams… que me pareció fenomenal, la increíble conversión de Virtua Fighter 2 y Clockwork Knight 2 que me parecía apasionante en mi época de mayor amor a las plataformas bidimensionales.
También debido a toda esta locura «Otaku» y apoyado por toda la información que llegaban de revistas Españolas dedicadas al tema conocí varios juegos de corte animé que no se encontraban en PlayStation como Dragon Ball Z Shin Boutoden, la cuarta parte de los Super Butouden (sí, cuarta, mucha gente ni sabe que existe hasta hoy) o Magic Knight Rayearth, juego que en ese momento solo se encontraba en Japonés pero después llegaría como el último juego lanzado en Estados Unidos gracias a la magia de, quién más, Working Design. El despertar de mi interés por la consola fue interesante y tuve la suerte de sentir que la plataforma estaba «ahí», sin embargo el bichito no me picó del todo y yo seguí feliz jugando Nintendo 64 y PlayStation, mas todo lo que aún disfrutaba de mi Super Nintendo… pero a principios de 1998, cuando ya parecía que pasaría la plataforma para siempre, sucedió lo inesperado, lo hermoso y al mismo tiempo lo terrible que fue para mí la verdadera carta de introducción a querer soñar con tener una Saturno: X-Men vs. Street Fighter.
Un día mi buen amigo Javier, el máximo exponente de mi apertura a PlayStation dos años antes y que ni siquiera había visto una Saturn en su vida, llegó con una copia para PlayStation de X-Men vs. Street Fighter ahí por marzo o abril del 98. Toda la vida he sido un fan incondicional del mundo Arcade y a pesar que esos precisamente fueron los años que se acercaban a la debacle que llegaría el 2000 mi paso por ellos era obligatorio e infaltable al menos dos o tres veces al mes. Hasta ese entonces mi experiencia con PlayStation en conversiones de juegos de pelea había sido resumida en un «es lo que hay» y habíamos disfrutado de Street Fighter Alpha 2, Marvel Super Heroes y Darkstalkers con resignación, ya que se notaba a kilómetros que no eran iguales a los de Arcade (e igual era casi una bendición ya que la mayoría del país se tenía que conformar con la alicaída pero a la vez impresionante conversión de Alpha 2 a Super Nintendo) pero la experiencia de X-Men vs. Street Fighter en PlayStation marcaría mi vida como fanático de los juegos de pelea para siempre: Esta revisión casera, subtitulada como «EX Edition» era TERRIBLE, no podía creer que el sistema de Tag Battle, tan promocionado y espectacular en el mundo Arcade estuviera totalmente ausente del juego.
Con mi amigo de manera desesperada apretábamos como loco el golpe y la patada fuerte al mismo tiempo sin poder tomar crédito que no se pudiera «cambiar personajes». La experiencia fue tan traumática para ambos, incluyendo que nos dimos cuenta que tenía «magias» tan cuestionables como los «counter» exclusivos de la versión de PlayStation y tiempos de carga a ratos espeluznantes que simplemente lo odiamos y puteamos a muerte apenas había pasado un día entero con él. Si ya de por sí las conversiones de The King of Fighters me parecían cuestionables lo que estaba viendo ya era inaceptable, la decepción fue horrible, más todavía cuando uno se había jactado que existían revisiones de otros juegos Arcade mejores en la consola y que en ese entonces no entendíamos nada de que todo esto había ocurrido porque la RAM de PlayStation simplemente no se podía el juego. Obviamente para el jugador casual este tipo de cosas no importaban, mucho más a los que nunca iban a los Arcade, pero para el que la gozaba con toda la volada de la época la conversión había sido una verdadera puñalada en las bolas, puñalada que se seguiría repitiendo en la consola. Capcom nos había decepcionado… tal vez por primera vez.
Y ahí fue cuando nació todo: De un momento a otro tuve una conversación con un amigo en el ciclo de animé que participaba y me salieron con la gracia de «¡pero si la de Saturno es muuucho mejor!«, what?, ¿Saturn?, ¿la consola de Sega que no se acordaban ni en pelea de perros?, en un principio mi incredulidad fue mayúscula hasta que un día nos invitaron a la casa de uno de los usuarios de Saturn (conocido de Kincho, fundador y administrador de la Anime-Expo acá en Santiago) cuando en ese entonces nos veíamos para intercambiar animé en VHS y ¡PAF!, nació Chocapic: Ahí estaba, X-Men vs. Street Fighter sin «EX Edition», sin cortes, con TODAS las características de la versión Arcade y todo con un pad de seis botones adelante. Mi experiencia fue tan increíble que sentía que algo no estaba bien, ¿cómo era posible que saliera algo así en una consola que absolutamente nadie a nivel popular estaba jugando?. Recuerdo que mi mayor impresión de quedar boquiabierto con la experiencia del juego en Saturn fue terminar una pelea en VS, apretar Start y que la pelea se repitiera sin ningún tiempo de carga. El impacto fue tan grande, tan impensable en mi mundo videojueguíl que llegué a gritar por todos lados que la versión de PlayStation era una autentica basura y que la de Saturn era el real deal. Lamentablemente fuera de mi círculo fan del género nadie pescó y tampoco podías culpar: Conseguir una Sega Saturn y juegos acá solo era parte de una movida cerrada, movida que era tan pequeña que es recordado acá en Gamercafe la anécdota que debido a que nadie las compraba en el Persa Bio Bio se botaron cajas nuevas de Sega Saturn a la basura, lo que demostraba el cero conocimiento de la máquina en el país.
A finales de los noventa explotó la emulación de consolas antiguas, era muchísimo más fácil conseguir juegos Japoneses y mi interés personal por ellos explotó como nunca. En este entonces había comprendido que mi gusto personal iba por esos juegos al casi 100% y tenía que averiguar lo más posible, es por eso que junto con el mundillo en el que estaba y la ayuda de internet empecé a conocer todo lo que estaba ocurriendo: Sí, para 1999 ya tenía más que claro que la Saturn había sido un rotundo fracaso, el uso de dos procesadores y polígonos a base de cuadrilátero a diferencia de triángulos que estaba usando casi toda la industria de los videojuegos le jugó una malísima pasada con los desarrolladores y muy pocos tuvieron la valentía de aprovechar los recursos exclusivos de la consola y que solo grupos muy reducidos como AM2 hicieron magias con ello. Bernie Stolar, el presidente de Sega of America de ese entonces se transformó en uno de los ejecutivos más odiados de la historia al rechazar públicamente casi todo el software Japonés en Saturn, en especial los RPG y que hizo que títulos como Grandia no llegaran a nuestro continente. El catálogo Norteamericano era por decir lo menos paupérrimo al lado de lo que estaba ocurriendo con el resto de las consolas y casi todas las conversiones que tuvieran que ver 100% con polígonos, salvo contadas excepciones, eran superiores en PlayStation. Por si fuera poco la falta de un título potente de Sonic como lo fue el cancelado Sonic X-Treme y el desastre que fue Sonic R hizo perder del horizonte al verdadero público masivo que tenía la marca Sega en los noventa. Solamente Japón iba a ser el que mantendría viva la consola gracias a títulos como Sakura Taisen que venderían más de un millón de copias.
Saturn en el resto del planeta no tenía por donde surgir y si a eso le sumamos que en Chile no existía nada para enterarse a diferencia de España el resultado final fue que la consola se transformó ni siquiera en un mito en nuestro país, sino en NADA. Las conversaciones que se daban y que a veces soltaba la palabra «Saturn» con mis conocidos que no estuvieran involucrados en la escena de juegos Japoneses solo daban como resultado una cara de «¿Saturqué?«.
Pero mi curiosidad y la de muchos de los que empezaron a adentrarse en las arcas del videojuego nipón fue mayor: Había aparecido Dreamcast, consola infinitamente más querida en Chile y que gracias a golazos exclusivos para ese entonces como Resident Evil: Code Veronica puso una vez más el nombre de Sega en nuestro país y probablemente de la manera que dejaba más en claro todo lo que había pasado en esos años, ya que conocía a mucha, MUCHA gente que pensaba y juraban sin titubeos que Dreamcast era la nueva consola de Sega -DESPUí‰S- del Genesis y nunca en sus vidas habían escuchado nada de Saturn. Las pocas consolas Saturn que habían en Chile empezaron a ser vendidas a precios ridículos (te podía costar unas 40/50 lucas completa con caja si tenías suerte en mercado de segunda mano, por supuesto) y mi locura personal con Sakura Taisen afloró, así que tuve la suerte de poseer una el 2002 y empezar a enterarme de las cosas que me había perdido e ignoraba completamente: Los increíbles Shooters de la consola como Radiant Silvergun justo cuando se venía Ikaruga en ese entonces, las conversiones de juegos de pelea, títulos que eran maravillosos a nivel visual como Princess Crown o Nanatsu Kaze no Shima Monogatari, disfrutar tranquilamente de NiGHTS into Dreams… y Panzer Dragoon y muchas, muchas experiencias más a base de pura piratería. Incluso me enteré de todas esas locuras que ahora son de culto como que Shenmue iba a aparecer en Saturn y se veía increíble o la ya ultra clásica y maravillosa experiencia de la mejor campaña de publicidad de todos los tiempos que fue Segata Sanshiro. Todo lo que me habían contado era cierto: La Saturn LO VALE, algo que celebro ahora en sus 20 años con todo el cariño del mundo, pero así al mismo tiempo NADIE puede culpar que el resto de la gente no esté celebrando esta fecha, la historia lo escribió así y más vale darle el apoyo necesario ahora que lamentarse del pasado.
En el próximo artículo recomendaremos juegos y daremos algunos tips para los que quieran experimentar en la actualidad todo lo que es Saturn, pero si tuviste la suerte: ¿Cómo conociste Sega Saturn?, ¿tuviste la oportunidad de jugarla en su época?, ¿cuáles son tus juegos favoritos?, ¡a celebrarlo!.