Otro bizarro y desordenado pensamiento
Originalmente, estaba pensando en escribir respecto a que las secuelas deberían desaparecer de la faz de la tierra. ¿Por qué? Quizá de esta manera eliminaríamos lo repetitivo que se vuelve jugar un Zelda nuevo o un RE (actualmente sobre todo). Tendrías que sacrificar grandes y fabulosas secuelas, pero quizá el mundo sería diferente, ya que cada idea nueva (a pesar de mala) sería valorada como un aporte y quizá otro desarrollador podría tomarla, mejorarla y lanzar un nuevo concepto. Probablemente la cantidad de juegos disminuiría, pero quizá la calidad subiría. Un ejemplo: a diferencia de mis compipas de GC, no pienso que «los juegos de pelea 2D reviven o están más vivos» porque salga una gran cantidad de estos sin mucha diferencia entre sí más que la cantidad de laca en el pelo de los protagonistas. Siento que se produce un bucle cuando los juegos no se diferencian mucho entre sí; pierden la personalidad que los debería hacer únicos.
No obstante, cambié de parecer un poco.
Las secuelas no pueden desaparecer debido al ingreso económico que proporcionan y también gracias a que la gente pide, muchas veces, una nueva entrega. Además, ciertas secuelas son tan buenas que pensar en el hecho de tener que lanzar al fuego eterno me hace palidecer (Super Metroid will live on). Más bien, decidí cambiar un poco el caracoleante discurso por: «Creo que las secuelas deberían saber finalizar». Recientemente terminé el último libro de Harry Potter (oigan, no es para nada de mala la saga). Cuando sigues a algo por varias temporadas, libros o juegos, sientes que cuando termina pierdes un amigo, pero quizá fue para mejor, para que este no caiga en lo obvio. Del mismo modo, creo que las sagas videojueguiles deberían darse con una pared cuando ya llevan demasiadas entregas. Suena quizá demasiado invasivo pensar que Nintendo o Sega dejen de castigarnos una y otras vez con Mario o Sonic. Quizá sin Mario podría salvar a la princesa de turno de una buena vez y darle el pase a Luigi por un buen tiempo. RE2 fue excelente y quizá la saga podría haber terminado ahí o probablemente en Code Veronica (usualmente me salto el 3 por motivos que los fans deben saber). Silent Hill, por su parte, podría haber acabado su fabulosa saga en su tercera entrega. ¿Y si Link salvara al mundo de Ganon de una buena vez? Así podríamos descansar de tanto hacer lo mismo en un Zelda y Nintendo podría hacer la leyenda de alguna otra cosa.
Sin embargo, el comentario de Wai-Nate en mi anterior artículo de creatividad me devuelve a la realidad: «Es como dice Homero Simpson en el Capitulo que le ayuda a Mel Gibson a hacer su pelicula…’Todos aman los Refritos'». Difícilmente las compañías dejarán de sacar tanta secuela con tanto fan dispuesto a soltar morlacos por cada pequeña pieza de mercancía de una saga en particular.
Por otro lado, no puedo evitar decir que estaba evitando este punto olímpicamente: los remakes (y de nuevo el fantasma de RE parece no dejarme tranquilo, como una espinilla en el culo). Creo que con cierta prudencia podrían hacerse, sin llegar a sobreexplotar el mercado. Y con eso me refiero a uno cada cinco minutos.
Creo que saber finalizar una idea es un ejemplo de madurez de parte de las compañías. Por nuestra parte, nos toca recordar los buenos tiempos tal cual como si fuese un viejo amigo fallecido o un familiar, mientras seguimos nuestro camino. Si las cosas funcionaran así, quizá todavía podría recordar a Chris como un tipo intrépido que sorteó los problemas de una mansión maldita y no como un compulsivo fisicoculturista. Y de esa manera, ambos estaríamos bien contentos.