Octubre fue un mes de frustración; miraba el calendario y celebraba internamente un logro que me parecía a estas alturas increible: Gamercafe había cumplido 12 años. Un momento digno para conmemorar, pero que lamentablemente tenía un pequeño gran problema: la web no estaba arriba.
Parece mentira pensar que cuando empezó Gamercafe en el año 2005 estábamos ad-portas del lanzamiento de Xbox 360, Chile continuaba vuelto loco bajo el gigantesco fenómeno de PlayStation 2 y el formato blog estaba en su peak. PlayStation 3 continuaba en desarrollo preliminar, Wii de Nintendo se conocía como «Revolution«, tener un televisor HD era casi de millonarios, YouTube había inaugurado sus funciones recién ese mismo año, los smarthphones eran un boceto de un sueño de primer mundo y un sector no menor de la población en Chile recién se había sumado a las bondades del internet hace escasos años.
En más de una oportunidad en nuestros foros, podcast o transmisiones salió la broma que Gamercafe era «la infancia» de algunas personas, con un tono bordeando la seriedad y nuestra característica ridiculez. Esa broma pasó a ser realidad cuando en más de una ocasión se nos han acercado nuestros lectores diciendo «es verdad, yo estaba en la básica cuando conocí la web y ahora estoy titulado».
Dentro de este proceso de más de una década las cosas han cambiado de manera considerable: el pilar de la creación de Gamercafe se fundaba bajo la necesidad de expresar nuestro cariño a los videojuegos en una era con una evidente falta de un sitio de información nacional, en un tiempo en que la imagen de «Chile y videojuegos» estaba concentrada en pequeñas dosis dentro del propio nicho que era la internet en nuestro país. Para ese entonces Tarreo era el único sitio (o más bien, foro) masivo chileno dedicado completamente al tema, los amigos de Niubie empezaron con su proyecto en fechas similares a nosotros y el resto estaba propagado entre diminutos blogs personales o subsecciones dentro de un foro de discusión que no tenía a los videojuegos como eje central (entre ellos, varios de animé).
Hoy la situación es completamente diferente: Chile tiene en la actualidad un número no menor de medios especializados y dedicados íntegramente al tópico, bajo el apoyo comercial de compañías de renombre o con iniciativas de empresarios y periodistas. La información escrita ha sido reemplazada entre la juventud por contenido multimedia en YouTube o en redes sociales y se le entrega diariamente apoyo en medios de comunicación masivos tradicionales como el diario, la radio o la televisión, sin ser esa «simpática» curiosidad anecdótica mirado con ojos de incredulidad para rellenar un segmento. Los videojuegos hace rato que dejaron de ser un nicho y se han plasmado íntegramente en la cultura popular nacional, para probablemente no irse a corto plazo.
Es por esta misma situación que en más de una oportunidad nos han preguntado el por qué Gamercafe sigue adelante, considerando que en el 2017 parece ser que mantener un sitio de videojuegos «por la buena onda» aparenta una situación complicada. Hablando por mí y tomando la responsabilidad de hablar en representación de mis compañeros de staff, el motivo es bastante simple: porque seguimos amando los videojuegos.
Es así de simple.
Destacar el peso y el orgullo que nos provoca Gamercafe como personas en esta editorial es un humilde y cristalino recordatorio para nuestros lectores bajo la idea que las cosas nos siguen apasionando con la misma intensidad que hace 12 años atrás. Llevar la responsabilidad de de un sitio de videojuegos independiente y amateur se transformó para nosotros en un compromiso pero a la vez en una voz para difundir sin trancas editoriales o problemas comerciales nuestra sencilla visión y crítica de este frenesí que todavía nos sigue animando tal igual como lo era el 2005; tal vez con menos tiempo y más responsabilidades externas que la vida real y los años nos han hecho sumar inevitablemente, pero sumergido bajo el mismo cariño de siempre.
Esta autorreferencia podría sonar pretenciosa, pero esta editorial nació por todo lo contrario: de los 12 cumpleaños que lleva Gamercafe este 2017 fue, por lejos, el año más débil y problemático que tuvo el sitio. Un problema de seguridad, sumado a complicaciones de la vida real nos hizo estar abajo por casi cuatro meses, en un año que no destacamos por escribir mucho o por producir demasiado contenido. Gamercafe Podcast, a pesar de seguir todavía siendo un éxito ante nuestras expectativas y que recibe diariamente el apoyo incondicional de mucha gente, estuvo detenido entre medio de nuestro ambicioso especial de Sega Genesis, sin poder tener un episodio listo desde marzo. Estas circunstancias, sumadas al hecho de un viaje personal a Japón por tres meses y contrariedades de otros miembros de Gamercafe, nos hizo desaparecer claramente de la esfera nacional de videojuegos.
Es por esto que yo, como editor y actual cabeza principal de la mantención de este proyecto, pido disculpas a toda la gente que se ha sentido decepcionada de Gamercafe este año. Tenemos claro que nuestra función sigue siendo 100% por amor al arte y que tal vez, precisamente por no recibir ganancias económicas, no deberíamos tener la necesidad de pedir perdón, pero mi orgullo personal frente a todo lo que hemos hecho para mucha gente no me deja otra opción que decir que este 2018 vamos a volver a subir la vara de calidad. Este diciembre del 2017 es casi un borrón y cuenta nueva de Gamercafe, uno el cual les pedimos a nuestros lectores nuevamente su confianza y la añoranza de volver a pasarlo bien, powered by buena onda.
Este fin del 2017 se vienen los preparativos de Gamercafe Awards, así también como una nueva sección de los podcast, la continuación del especial de Sega Genesis, la acentuación de nuestro contenido multimedia y una que otra sorpresa para volver a creer.
Bienvenidos a Gamercafe.